Tu verdad, mi verdad y la verdad

En nuestra vida nos puede pasar muy a menudo encontrarnos con personas con las cuales llegamos a tener malos entendidos o se nos puede dificultar relacionarnos, porque sentimos que no respetan lo que somos y esto se vuelve interminable donde nosotros seguimos el juego imponiendo nuestras creencias como verdades absolutas.

Algunos ejemplos para ponerte en sintonía pueden ser: ¿Te fijaste que no me saludo?, Lo que pasa es que me miro con desprecio…., No es tan creyente, por que no hace tal o cual cosa….., Yo esperaba que me llamara por mi cumpleaños, no que sólo me mandará un mensaje, Mi jefe nunca valora mi trabajo ya que nunca me retroalimenta.

El problema radica en creer que lo que nosotros pensamos es lo correcto y tenemos toda la razón, pero también lo que los demás piensan está bien, la dificultad a la hora de relacionarnos es al querer imponer o que nos impongan algo que no va con lo que nosotros somos.

Es definitivo que no podemos pensar todos de la misma manera, y también es importante saber que no existe una verdad universal a la hora de relacionarnos. Existen varios puntos que pueden ayudarnos a evitarnos conflictos y desacuerdos con los demás, como por ejemplo:

1.- La aceptación. La cual consiste en respetar a los demás como son, imaginemos que aburrido sería encontrarnos en un mundo donde todos son exactamente iguales, por salud personal es mejor aceptar a la gente que nos rodea (explícitamente evitar quererlos cambiar), al aceptarlos nos liberamos de muchas ataduras, expectativas, enojos, resentimientos y evitamos tomarnos las cosas de una manera tan personal.

2.- Conocer a los demás antes de emitir un juicio. Cada uno de nosotros tenemos una historia de vida totalmente diferente, que pasaría si te dijera que principalmente tomas tus decisiones diarias gracias a esta historia, ciertamente el resultado es infinito, no existe alguien que piense todo el tiempo igual que nosotros. Tal cual es aprender a ponernos en los zapatos del otro, pero no con el objetivo de anular lo que nosotros pensamos, sino simplemente para entender porque la otra persona está actuando de determinada manera.

3.- Aunque suene difícil, dejar de esperar de los demás. Es común que nosotros mismos nos lastimemos por lo que deseamos o esperaríamos que los demás hicieran en la relación con nosotros. Por eso dicen que el que espera desespera. Además si nos regresamos a los puntos anteriores ahora ya sabemos que cada uno de nosotros construye su vida en base a muchas sustancias de su cerebro así como sus vivencias, entonces es una probabilidad muy remota que obtengamos de los demás eso que deseamos.

4.- Usar el yo en vez del tú, en pocas palabras evitar las situaciones donde comentamos: Es que tú me haces enojar, o Tú siempre estas burlándote de mí, Tú como mi jefe nunca me reconoce, es que Tú nunca me ayudas. Si nos detenemos a observar este punto, cuantas veces en el día les damos el control a los demás de nosotros mismos, al usar el yo en vez del tú, me lleva a tener mi responsabilidad y evito que los demás elijan el estado en el que se encuentre mi persona.

Cada uno de nosotros tiene un valor importante por ser quien es, evitemos caer en el error de esperar que los demás piensen, opinen, dialoguen, crean y respiren como nosotros, al final esas diferencias son las que le ponen sabor a las relaciones humanas.

 

Mts. Wendy Barajas Amézquita

Psicóloga y Psicoterapeuta

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